domingo, 8 de julio de 2007

Desde Sidney

Hola, soy uno de los hijos de Juan Cordero Campos.

Que hermoso es leer y saber de ustedes y darme cuenta que la leyenda de nuestras vidas en la Villa estáviva en cada uno de nosotros. Dejé la Villa Macul el año 81 emigrando a Australia.
En mi niñez en la Villa, en mi familia me decían “el calladito”. Luego, al integrarme a los juegos de verano en la calle cinco, donde poníamos un elástico cruzado en la calle que hacía las veces de malla, jugando volleyball, recuerdo que Juan Flores me bautizó como “chispita”, que manera de reirnos.

Con esto abro camino para que ustedes me ayuden con la lista de “jugadores” que cada noche nos juntábamos a disfrutar de tan ricas noches. La Teruca, el flaco Marcos, Juan Flores, La Marisol, Lola, Rosa(s) y muchos otros.

Me emocioné al leer y ver el nombre de mi padre, ya de ahí se me hizo difícil seguir leyendo, la “transpiración” en mis ojos me hacía ver borroso. Aunque estoy distante, no pierdo las esperanzas de encontrarme en uno de esos aniversarios mas adelante.

A los veinte y tantos hice un cambio de partida, apenas se promulgo la ley y me cambie el nombre de mi abuelo por Christian, pero en mi corazón siempre vive el chispita. Recuerdo que era tan fácil iniciar un juego, al tombo, caballito de bronce… solo bastaba juntarnos unos pocos y listo. Aquí en Australia trabajé como camionero por muchos años, siguiéndole los pasos a mi hermano Beto que también está acá. Recordando la Villa en conversaciones, mencionamos nuestros comienzos en el “transporte” cuandousábamos nuestros carretones hechos por nosotros para llevarle las bolsas anuestras caseras en la feria. Un aumento en las entradas fue cuando nos ingeniamos para ponerle un tercer rodamiento y así volábamos de regreso a la feria para buscar más “caseras”. Así y todo Samuel (cariñosamente, elenanito…. ¿se acuerdan?) nos quitaba igual las clientas, con acto de con acto de presencia.

A la hora de almuerzo cruzábamos a la panadería León y comprábamos chocosos, le poníamos tomate, ají verde y ajo, y, a ponerle el diente. Todas las ganancias eran para mi querida madre Mercedes Martínez. Recuerdo su largo sufrimiento por el cáncer que se la llevó, yo en mi cama, escuchando como se quejaba de dolor…. preguntándole a Dios como podría ayudarla.
Mirando hacia atrás, con humildad y agradecimiento a la vida quehe llevado, la fe heredada de mi padre en nuestro Padre, y haber tenido a lahermosa madre que tuve, he recibido lo que pedí, la sabiduría y respuesta a la pregunta que hice.

Todo esto y mucho más, son un tesoro de mi Villa querida….. dos veces he vuelto a visitarla, creo que la tercera me empapare de todo el amor que veo nacer de esta mara-VILLA de idea.
Somos una gran familia y que rico saber de ti, gracias a los organizadores. En uno de esos encuentros hermosos que nos da la vida, fui a buscar a mi hijo mayor que está estuiando/trabajando en electrónica en su primer día detrabajo. Me presentó a su jefe y me dijo…papi tu lo conoces a él….es el hijo de Tita y Toño Muga….que grande eres Villa Macul.

Un abraso fraterno para Carlos Vega G, con quien fui compañero de curso, con el señor Bernardo Gutiérrez V, a mi hermano (postizo) Eduardo Munnier, alvita, Gustavo Urtuvia, al cueto, la chira, la chica Cecilia, al Cato, al condoro, a todos mis vecinos de la calle cinco, y a ti, un abrazo bien apretado tambien.

Christian Benito Cordero

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